Lo confieso: me encantan este tipo de entradas. Creo que es porque me obligo a mirar atrás, a sentarme y pensar en esos trescientos sesenta y cinco días que han pasado. Es algo que, quizá, en medio de la vorágine del día a día, debería hacer más a menudo. Y es que, entre otras cosas, este año me he dado cuenta de que a veces es mejor parar, respirar y reflexionar sobre lo que realmente quieres y buscas.
Me ha dado por mirar por encima lo que escribí el año anterior «Adiós 2015. Propósitos para el 2016», y algunas cosas se han cumplido: Pinterest está (casi) ordenado, he escrito con mucha calma (nada de atracones; este año solo ha dado de sí una novela y media, que tampoco está mal), hago menos caso a las redes sociales, he leído y promocionado las novelas que publiqué y sí, corrí diez kilómetros. Admito que lo del cronómetro y apuntarme a yoga no llegó a buen puerto. Y no, tampoco llegué a sacar nunca «Otra vez tú» en papel, pero, a cambio, creo que ocurrió algo mucho mejor, que fue la (inesperada) llegada de «Tal vez tú». Y, además, lo dicho, ha sido un año de cambios.
Cambios en el sentido de entender que, a menudo, es mejor seguir mi instinto y dejar de dudar tanto (por lo general, soy una pequeña duda andante). Cambios bonitos, pero también duros, a la hora de darme cuenta de que «lo correcto» o «lo mejor» para otros, puede que no siempre lo sea para mí también. Cambios que implican rechazar propuestas y aprender a decir «no», lo que significa que, quizá, sí tenga muy claro lo que quiero hacer (y eso es bueno). Cambios a la hora de elegir caminos, empezar a confiar en mí y arriesgar.
Ha sido un buen año literario. Lo inicié sin saber muy bien hacia dónde me dirigía y lo termino con la certeza de qué dirección quiero tomar. «33 Razones para volver a verte» y «Tal vez tú» llegaron a vuestras manos y, aunque son dos historias muy diferentes, me hizo muy feliz poder compartirlas con vosotros; curiosamente, con la primera fue como abrir una nueva etapa, una nueva serie, y con la última cerrar otra (y admito que es una experiencia maravillosa eso de terminar y dar por concluido todo «un mundo» y los personajes que viven ahí). Además, pongo un pie en el 2017 con la novela de Jason y Autumn a medias y con muchas ganas de seguir escribiendo y disfrutando su historia.
Este 2016 me he enganchado a nuevos programas y series (tengo un problema importante con «Catástrofes aéreas», «Mi vida con 300 kilos» y «Netflix»). También he leído (aunque menos de lo que me gustaría) y he descubierto novelas geniales, como «El ruiseñor», «Hora de partir», «Fuimos un invierno», «Cartas desde Tasmania», «No es por mí, es por ti» o «El arte de conducir bajo la lluvia» (perdonad mi mala memoria, pero son las primeras que me han venido a la cabeza). Aunque, en general, ha sido un año de reencontrarme con los de siempre, como Lisa Kleypas (ya vuelvo a tener ganas de releer «Sueño contigo» y «El diablo en invierno»), Jennifer Armentrout, Julia Quinn, Jane Austen, José Luis Sampedro, Rachel Gibson o Susan Elizabeth Phillips (tras mucho resistirme y dosificarme, me leí los últimos tres libros de los «Chicago Stars» en una semana, y todos fueron increíbles). Y, más allá de lecturas, series y escribir, también he tenido muy buenos momentos, escapadas y tiempo para mí y los míos, lo que nunca está demás (de hecho, siempre falta).
Así que, en resumen, diría que con que el 2017 sea similar, me daré por satisfecha, pero como estamos aquí valorando «cosas cumplidas» y «próximos propósitos», admito que tengo algunas «intenciones» (así suena menos serio, ¿no?), como leer más, mantener el blog actualizado, viajar, hacer ejercicio (estoy de un vago últimamente…) o que las dos novelas que tienen que llegar a vosotros durante este año os hagan disfrutar incluso más que las anteriores. «23 Otoños antes de ti» verá la luz dentro de muy poquito, menos de un mes. Y a finales de año saldrá EDQDDNEA, una novela ambientada en Alaska que cuenta la historia de Heather y Nilak y que, para mí, quizá de todas las que he escrito hasta la fecha, es la más especial.
El resto del tiempo, está claro que lo invertiré en lo de siempre, en escribir. Tengo muchas ideas y muchas ganas de seguir contando historias y probando cosas nuevas. Hay tantos proyectos rondando por mi cabeza que aún no sé en qué me embarcaré al terminar 13LQR, pero hay una bilogía pendiente, y siempre he querido narrar una novela desde el punto de vista masculino, y cada vez que leo algo de histórica me pico, y tengo ahí una trama desarrollada para una historia de tres mujeres ambientada en París, y, y, y… podría hablar de «ideas futuras» durante varios días (mi chico, el pobre, puede dar fe de ello), así que creo que mejor lo dejo aquí y os voy contando cosas a lo largo de este próximo año. ¡Felices fiestas! ;)
0 comentarios