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¡Hola! Esto es real, sí, estoy escribiendo una entrada en el blog. En ese blog que ha estado casi tres meses cerrado y que hoy, al fin, inauguro. Ya no podía más. Cada vez que me escribíais preguntándome por qué no funcionaba la web, quería llorar, pero es que… Ya sabéis, el verano, mucho calor, una novela por corregir y mil asuntos personales que se van convirtiendo en una montaña y la frase «mañana lo hago» empieza a resultar repetitiva hasta decir basta. Este verano, bueno, ha sido como todos mis veranos, una pérdida total de tiempo; pero en mi defensa (o para no sentirme tan mal conmigo misma), debo decir que he leído más que en toda mi vida. Really. Durante el resto del año no tengo mucho tiempo para leer y sufro épocas de verdadera sequía, así que me he empachado y, además, la mayoría han sido lecturas increíbles, como El amante japonés, Paranoia, Heima es hogar en islandés, la serie Chicago Stars (voy por el quinto) y ahora estoy inmersa en Maldito Romeo, una novela NA que me está gustando mucho. Podéis ver más sobre mis lecturas en Goodreads.
Pero en fin, que me lío, a lo que iba: tenía que llegar el día y es hoy, ya está lista la nueva página, más intuitiva y práctica que la anterior, aunque no os encariñéis mucho con ella porque creo que la cambiaré en breve (no deja de dar problemas). Quería un rinconcito chiquitín y sencillo para que pudieseis estar al tanto de mis novelas fácilmente, pero que también me diese la oportunidad de hablar de otras cosillas de vez en cuando y por eso he querido no esperarme a más cambios; ya los iremos haciendo sobre la marcha. A destacar, que tenéis todas las redes sociales por aquí, información de cada novela al pinchar sobre las portadas y os podéis suscribir al blog desde la columna de la derecha o la página de inicio. Espero que os resulte cómodo.


Y hablando de escribir, la parte más divertida de todo este embrollo, ¡empiezo nuevo proyecto! Estaba desesperada por terminar la corrección y que llegase el fresquito; admiro a todos aquellos que escriben en verano, en serio, porque a mí me resulta imposible. Así que la semana pasada me despedí de Rachel y Mike, dejé a Harriet y Luke en buenas manos y mandé los paquetes de «Sigue lloviendo». Fue como respirar al fin. De verdad. Me quité (casi) todo lo que tenía pendiente y pude pensar en esas cuatro ideas que me llamaban a gritos. Y sí, ojalá fuesen menos, porque cada una pertenece a un género diferente y eso hizo que la decisión fuese aún más difícil, pero al final una se impuso a las demás. Creo que lo sabes cuando los personajes están contigo día y noche y empiezas a visualizar las escenas, diálogos sueltos y hasta los detallitos más nimios…
Así que tras más de dos meses sin escribir, vuelvo a la carga. Después de mis últimos viajes mentales a Reading (Inglaterra), Los Ángeles, San Francisco, Valencia, Washington y un par de paradas en Nevada (Las Vegas), Francia e Ibiza, ha llegado el momento de irme a… ¡Alaska! Yo creo que era ya el curso natural, en plan por ir subiendo (la costa oeste de Estados Unidos tiembla, me queda Oregón y finiquitamos). Estoy muy, muy ilusionada. Mi novio no tanto, he de decir, por eso de que el único rato que encuentro para documentarme es por las noches, y ya imaginaréis que salta de alegría y esta contentísimo viendo todos los días documentales sobre el adiestramiento de perros para trineos, el mushing, la vida en Alaska y derivados varios… La gracia es que la ubicación fue idea suya, a mí me estaba tentando buscar algún rinconcito remoto por Francia, pero nada, nada, ahora mismo la historia no tendría sentido fuera de Alaska y me encanta todo lo que estoy aprendiendo. Quiero iiiiiiiiiiiir. Quiero. Os dejo un montaje con algunas de las fotografías del tablero de Pinterest, que podéis ver completo aquí.
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La idea que tengo en la cabeza es muy de mi estilo, bueno, como es lógico, jj. Contemporánea (a quién consiga sacarme de aquí le doy un riñón), quizá con una trama un poco más compleja que de costumbre, muy bonita y emotiva (o al menos intentaré que lo sea, claro) y, en esta ocasión, un poco drama. Además, me he propuesto no recurrir tanto al habitual «tira y afloja» entre los protas; conste que me encanta, jamás me canso de leer este tipo de diálogos ingeniosos, pero me apetece probarme a mí misma con algo diferente, aunque conociéndome seguro que caeré un pelín en la tentación. Y la cosa va de retos, porque aparte de que la documentación está siendo más difícil de lo habitual, voy a tener que pelearme con la primera persona del presente y es algo que odio profundamente. En serio. Si esta historia no lo requiriese TANTO me negaría en rotundo. Solo la he usado en «Sigue lloviendo» y tenía un pase al ser una novela tan corta. Mis compañeros que usan este tipo de narrador saben la envidia sana que me provocan, porque a mí me cuesta muchísimo. Me parece mil veces más fácil en primera del pasado o, sobre todo, en tercera persona. Pero en fin, supongo que la cosa está en seguir intentándolo…

Y creo que será mejor que termine ya el post o acabaré escribiendo aquí la historia por fascículos. A este paso lo destripo todo. ¿Veis cómo se me van los dedos…? ¡Es la necesidad de escribir!
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